jueves, 26 de abril de 2007

Saber que se acaba.


No hay cosa peor en éste mísero suelo
que saber que se acaba.

Y tenías razón
en decir que el peor sentimiento
es la impotencia.
Y que algo no se acaba
hasta que inicia,
y si inicia
puedes hacer que dure
pero sólo que dure
con el goce de las estaciones
y el mismo ciclo de siempre
el de ayer, el de ahora
y tal vez el de siempre.

Y no tenías razón en decir
que el amor es como una hoja que cae
y en el suelo queda siempre, no;
el amor es el viento que la mueve
que va y viene y no se queda contigo
que vuela y se siente
te roza la cara y te miente
a veces fresco o en ocasiones
caliente.

Y tus manos no lo atrapan
porque se te escurre
como a veces siempre,
y nunca lo tienes
y cuando lo tienes se va
te cierra los ojos
y ¡ya te dije que te miente!
No le creas, sólo míralo
y dile: no te quedes, siénteme.

Por eso duele,
cuando ella me besa y me mueve,
no se queda
porque es como el aire
ella va y viene,
vuela y se siente
me roza la cara y nunca me miente,
a veces fresca
y en ocasiones...

miércoles, 25 de abril de 2007

1977 para disimular.


No tengo cigarros esta noche,
pero tengo recuerdos
de un red Shadow 1977
para desviar tu atención.

16 gramos de egoísmo
debajo de mi cuero cabelludo,
un libro de Bukowski
y tu pasado captando mi atención.

No estaría mal ahorita una cerveza,
estos momentos la aclaman,
y me matan y me pesan
y se van de lado
y picotean mi cabeza.

-sus noches de cama,
de palabras bajas y luz apagada-

Cuánto lamento no tener cigarros esta noche,
pero tengo recuerdos
de un spaghetti 1977
para desviar tu atención.

Un colchón frío,
inyectados celos en mis venas
una barba mal acomodada
y aun sin cerveza.

No estaría mal ahorita
poner los pies sobre la tierra
y se me enraizaran tus bajezas
y aprender a vivir con ellas.

Excepto las veces
crudas desnudas
que regalaste la piel
me quedo contigo.

miércoles, 18 de abril de 2007

De antaño.

Eres de barro,
de la forma más primitiva
de crear los cuerpos,
eres de la llama y del fuego,
del ocaso y el invierno,
moldeada a través de los años recios.

Color púrpura y sueño quieto,
calles andadas de siglos muertos,
eres del sol y del cielo,
de los campos labrados y el altar de muertos,
de la noche triste y los árboles viejos.

Eres de barro,
de la forma más fresca
de amar los cuerpos,
del maíz y del caracol sediento,
del jaguar y de la tierra seca,
del águila victoriosa en la cumbre.

Puños de hombres fuertes,
batallas de sangre
y tradiciones férreas,
mezcla de dos costumbres,
de costas desnudas y tres carabelas.

Mujer,
eres de barro,
amante y hambre
de los poetas de hoy,
ayer y de antaño.


lunes, 16 de abril de 2007

Mil seiscientos diecisiete


Me gustaría tener un ejército
de tus mejores mil seiscientos dieciséis
hombres
para fusilar sus cuerpos
pero antes decirte:
¡Hey tú! ¿Qué ves?

Después te esposaría a mi lado
y compraría un revólver conmemorativo
de cualquier batalla,
con cachas de plata y municiones
equivalentes a mil seiscientos dieciséis tiros.

En seguida los haría caer
uno por uno
hasta que terminara con el último.

Esperaría dieciséis minutos
encendiendo un cigarrillo
y leyendo el primer mandamiento;
te observaría y diría:
¡Hey tú! ¿Estás triste?

Escupiría mi tiro mil seiscientos diecisiete,
rezaría por mi madre, mis poemas
y las veces que nunca estuviste sola.

Tomaría tembloroso el revólver
y apuntándote no a tu corazón
sino a tu entrepierna,
asesinaría tus ganas de tener
de nuevo tu ejército.

miércoles, 7 de marzo de 2007

Cuando alguien se va


Dicen que cuando alguien se va
una estrella se apaga
y los amantes esperan no despertar,
el cuerpo comienza a extrañar
y la luna duerme un poco más.

Dicen que cuando alguien no está
se escriben poemas
y nos abraza la soledad,
sólo nos quedan recuerdos
de un amor perdido ya.

Dicen que cuando alguien se va
la otra mitad no se olvidará jamás
y en el corazón su presencia estará,
que ni Dios ni el cielo
sus días podrán separar.

Dicen que cuando alguien no está
no es que se haya ido,

sino que está escondido
esperando a ver si estás.

Noches de tus pies.



Las he soñado cuando no duermes
y si no duermes no puedo dormir;
ya es media noche y camino al revés
como cuando cerraste los ojos...como aquella vez.

De plástico parece la luna y el día más
cuando se derrite con tu ausencia;
jamás había sido luz, ni mucho menos estrella
y me convertiste en ella, como ella, para ella.

Tus dedos en mi piel, tu boca en la pared,
el desnudo del pudor lo pinté ayer,
entre colores opacos y vivos a la vez,
¿Sabes qué? Creo que ya no sé.

Ya no sé qué escribir, me están pisando las horas,
ya es media noche y no sé, tal vez;
son ellas, las que me asustan y susurran al revés
son las noches de tus pies que desgarran otra vez.

Hoy te apareces y eres así
como siempre soñé, viajando a través...
y si no duermo no puedes dormir,
y si no soñamos no soy estrella, como ella, para ella.

Y es que a tus pies no los podré entender.

martes, 6 de marzo de 2007

Siempre me quedé con ganas.


Siempre me quedé con ganas,
con el coraje a punto de reventar
y el tiempo que decía:
“ ya me voy, ya es tarde...apúrate ”,
pero esperaba.
Y me comía las uñas con un cigarrillo,
esos que parecen interminables,
¡no, no es cierto! No era un cigarrillo,
eran las ansias de estar contigo;
y sentía morirme de frío
y el tiempo seguía reventándome los oídos,
como campanas fúnebres sin silencio.

A ver, a ver, me parece que hablo de más
(aunque hablar de ti nunca fue así)
sólo quería que supieras que siempre me quedé con ganas
y mi piel más,
porque a veces ardía y se me veían los huesos
blancos como adentro de tus ojos;
y siempre trataba de meterme en la cabeza
que ardías como mi piel aunque no se te vieran tus huesos,
y no me hacías nada, pero esperaba.

Yo te decía que eras tú, tú y tus maneras de ser cama;
pero era yo, yo y mi maldita costumbre de ser diablo.
¿Sabes algo corazón?
Creo que la razón por la que nunca hiciste
nada es porque no se puede hablar con un espantapájaros.

Desde adentro.


De repente quietud,
ataúd noche terminada;
suelo, sombra y ningún reflejo del cielo.
Muy temprano tú,
raíz de sueño, pesadilla terminada;
cuenta los días con tus dedos
y mira atenta desde adentro
cómo convertimos en flor aquello,
la curiosidad anhelada que ambos tenemos.
Asfixia los días pasados
y déjalos caer al suelo, muerto, bello;
basta tu silencio y un beso despierto
para darme cuenta del cielo.
Desde adentro significa estar abierto,
ojos cerrados y manos con cinco dedos
arriba hacia el sol,
penetrados de falsa ilusión pero abiertos.
Jamás te vi aquí, nunca los vi,
nunca a los amantes del alba,
temprano de pie de madrugada.
Hoy estaré abierto
atento desde adentro,
volando, aves encima del suelo, vivo, bello.

Desdoblamiento dos. (Por: Oscar René Robles, un gran amigo)



En estos días
mi rostro ha tomado profundidad
es ya
un abismo
un pozo de cien metros
ahora
cuando me veo
al espejo
sólo veo:
un hueco
y a lo lejos:
la luz.

Tenme miedo


Tenme miedo,
me estoy haciendo viejo y arrugado,
mi apetito se está escapando,
ya casi me muero y no tengo tiempo,
siento que si te encuentro no te veo;
se me nublan las manecillas del reloj
y pierdo el sentido de la proporción,
no sé cuánto suman diez más seis
ni cuánto tus muslos abiertos.

Tenme miedo porque te quedas sola,
sin mí, sin ti cuando conmigo;
sola sin nuestros días
¿Cómo eran nuestros días?
¡Ya ves, ya no recuerdo! ¡Estoy tan viejo!
Pero te escribo,
por eso tenme miedo,
porque soy poeta tuyo y puedo mutilarte, abrirte en dos
y mostrarte al mundo en dos palabras: amor chueco.

Chueco como el boomerang y tan fiel como su regreso,
como el amanecer chueco, cuando no estás despierta;
chueca mi boca que ya no te bebe y te dice amor chueco.
Amor, estamos chuecos,
nos vamos de lado como si estuviéramos viejos.

lunes, 5 de marzo de 2007

En la monotonía


Amor, me dueles.
En la monotonía,
hoy, en el teléfono y siempre.
Cuando me ves a diario
y no me ves como siempre;
cuando ya pasan los años
y no es igual lo que sientes;
con la rutina en tres palabras:
un cigarrillo, la soledad y tu muerte.
Con la tinta y mis poemas de siempre,
los que a estas horas dicen:
“no estoy dormido, estás en mi mente”,
los de a diario,
los de la cama, los perdidos,
los que no tomas en cuenta a veces.
Amor ¿No sabes que yo te extraño siempre?
No me dejes, no me sueltes,
porque no soy nada sin un cigarrillo, la soledad y tu muerte.

Ceniza, mala ceniza.


¿No vuela la ceniza con el aire
y se expande entre tu cuarto,
haciendo eco en sus paredes
rozando mi cara de sexo acabado
y aterrizando en tu cuerpo de sexo fulminado?
Ve cómo ceniza hipnotiza,
ardiente de rabia de malos amantes
y falsos creyentes,
profeta de hijos nacientes,
augurio que se queda entre dientes.
Al terminar lo hecho, los animales no hablan,
se van como amantes con ceniza, mala ceniza.

¿No cae la ceniza valiente del cielo
y se postra en estos nuestros cuerpos
de pecado infectados,
no cae y perece rendida, ausente de vida
como cuando tú y yo parecemos ceniza?
¡Despierta! Ella vuela en tu cabeza,
nos ve cansados poco acabados,
parece color tabaco consumado;
condena larga corazón despedazado,
ceniza que nadie ama, que nadie toca,
tiempo desperdiciado de cama insípida,
tristeza, muerte, a fin de cuentas: ceniza.

Después te digo que me voy,
agachando mi cabeza, como animal,
como amante con ceniza, mala ceniza.