lunes, 5 de marzo de 2007

Ceniza, mala ceniza.


¿No vuela la ceniza con el aire
y se expande entre tu cuarto,
haciendo eco en sus paredes
rozando mi cara de sexo acabado
y aterrizando en tu cuerpo de sexo fulminado?
Ve cómo ceniza hipnotiza,
ardiente de rabia de malos amantes
y falsos creyentes,
profeta de hijos nacientes,
augurio que se queda entre dientes.
Al terminar lo hecho, los animales no hablan,
se van como amantes con ceniza, mala ceniza.

¿No cae la ceniza valiente del cielo
y se postra en estos nuestros cuerpos
de pecado infectados,
no cae y perece rendida, ausente de vida
como cuando tú y yo parecemos ceniza?
¡Despierta! Ella vuela en tu cabeza,
nos ve cansados poco acabados,
parece color tabaco consumado;
condena larga corazón despedazado,
ceniza que nadie ama, que nadie toca,
tiempo desperdiciado de cama insípida,
tristeza, muerte, a fin de cuentas: ceniza.

Después te digo que me voy,
agachando mi cabeza, como animal,
como amante con ceniza, mala ceniza.

3 comentarios:

Tewé Nesérame dijo...

Mala ceniza la que ahogó tu respiración ý tiñó tu piel de gris; mala tu razón que confundió a la otra, digo, a la que se entregaba sin más...

[fran] dijo...

Sabía que me ibas a poner comentarios en este poema. Solamente dos cosas:
1)Entre seres irreflexivos no hay conciencia ni razón de...
2)El material de una obra de arte es la captación de un momento, pero ese momento pasa y la obra subyace por sí misma.

Tewé Nesérame dijo...

´
¿Es que somos seres irreflexivos?