martes, 6 de marzo de 2007

Siempre me quedé con ganas.


Siempre me quedé con ganas,
con el coraje a punto de reventar
y el tiempo que decía:
“ ya me voy, ya es tarde...apúrate ”,
pero esperaba.
Y me comía las uñas con un cigarrillo,
esos que parecen interminables,
¡no, no es cierto! No era un cigarrillo,
eran las ansias de estar contigo;
y sentía morirme de frío
y el tiempo seguía reventándome los oídos,
como campanas fúnebres sin silencio.

A ver, a ver, me parece que hablo de más
(aunque hablar de ti nunca fue así)
sólo quería que supieras que siempre me quedé con ganas
y mi piel más,
porque a veces ardía y se me veían los huesos
blancos como adentro de tus ojos;
y siempre trataba de meterme en la cabeza
que ardías como mi piel aunque no se te vieran tus huesos,
y no me hacías nada, pero esperaba.

Yo te decía que eras tú, tú y tus maneras de ser cama;
pero era yo, yo y mi maldita costumbre de ser diablo.
¿Sabes algo corazón?
Creo que la razón por la que nunca hiciste
nada es porque no se puede hablar con un espantapájaros.

5 comentarios:

Diegus dijo...

Yo te decía que eras tú, tú y tus maneras de ser cama

tsssssssssssss

esa frase le quedo muy ponedora

[fran] dijo...

Gracias pinche Diego! la neta también a mí es una de las frases que más me gustan de ese poema incluyendo la de "pero era yo, yo y maldita costumbre de ser diablo". Estamos carnal, cuidese y gracias!

B. Panduro dijo...

Desgarradoras palabras, hasta dan ganas de aventarse por la ventana para que duela más la absurda exitencia...

Tewé Nesérame dijo...

Siempre me quedo con ganas de que respondas y no salgas cada vez que "vamos por partes" jaja... saludos!!

[fran] dijo...

Jajajaja! No mames Pass, mé tuve que salir de volada porque me llamó el maestro y no quería que viera si estaba conectado, no es por otra cosa. Zas? Besos.